domingo, 24 de enero de 2021

EUPHORIA: SPECIAL EPISODE

Ficha técnica

Título: Euphoria
Guión: Sam Levinson (creador), Rom Leshem, Daphna Timira Yardeni
Director: Sam Levinson, Augustine Frizzell, Pippa Bianco, Jennufer Morrison
Año: 2019
País: Estados Unidos
Temporadas: 1
Reparto: Zendaya, Hunter Schafer, Jacob Elordi, Barbie Ferreira, Alexa Demie, Sydney Sweeney, Maude Apatow, Eric Dane, Angus Cloud, Storm Reid, Nika Williams, Olivia Grace Applegate, Alanna Ubach, Austin Abrams, Ruben Dario, Greg Bryan, Cranston Johnson, Algee Smith, Astro, Jeff Pope, Nolan Bateman, John Ales, Mel Fair, Troy Caylak, Ray Benson, Hunter Jones, Janice Leann Brown, Jeremiah Birkett, Nancy De Mayo, Theo Breaux, Lukas Gage, Mike Ostroski, McKenna Roberts, Motown Maurice, Courtney Taylor Burness, Johanna Colón, Hannah Nordberg, Aileen Burdock, Tyler Chase, Jim Garrity, Alex J. Joseph, Janet Song, Justice Alan, Michael Franklin, Aliyah Conley, Dan Garland, Ernie González Jr., Brandon Knabe, Keean Johnson, Chris McLaughlin, David Baracskai, Carson Nicely, Michael Petrone, Terry Walters, Elizabeth Posey, Virginia Schneider
Productora: A24, HBO
Fotografía: Marcell Rév, Drew Daniels, Adam Newport-Berra
Música: Labrinth
Género: Drama


HBO sabía que no podíamos esperar más tiempo la llegada de la nueva temporada, y nos ha obsequiado con dos episodios especiales que son una auténtica delicia para los amantes de la serie. Dos episodios que nos sirven como puente, que rematan el final de la primera temporada y nos adelantan en qué punto empezará la segunda. Dos perspectivas, dos maneras de enfrentar la realidad. El primero de los episodios, Trouble don´t last always, una introspección de Rue; el segundo, Fuck Anyone who´s not a sea blob, desde la perspectiva de Jules.


RUE:
Trouble don´t last always…


Pantalla en negro, suena All for us. Confirmamos la caída a los infiernos de Rue. Tas la fabulosa escena coreográfica que detallaba la recaída de Rue al final de la primera temporada, en el inicio de este episodio continuamos en esa “otra dimensión” en la que se encuentra la protagonista.

Trouble don´t last always comienza con el deseo de Rue de un futuro con Jules, hasta que dentro de esa ensoñación Rue vuelve a meter la pata, y su acción la devuelve a su caótico mundo. Y en este mundo, Rue se encuentra en un bar de carretera charlando con Ali en un continuo diálogo interior, como si Ali representase su otro yo, como si ambos fuesen el ángel y el demonio flanqueando una mente herida. Una charla tan existencialista como etérea acerca de la vida, en la que queda claro que Rue no está preparada para salir del agujero. El abismo se ha convertido en su hogar.

Este episodio supone más que nunca una apertura en canal del personaje. Nosotros somos los ojos de Rue que se miran al espejo. Es una mimetización total con el personaje, es asomarnos al abismo desde la cima de la montaña de cuerpos sobre la que se desvanecía Rue en el final de la primera temporada. Una vez más, la interpretación de Zendaya nos deja sin aliento. Cada minuto que pasa, el espectador se hunde letalmente en ese desasosiego que invade a la protagonista.


En principio el planteamiento del capítulo parece sencillo, una simple conversación entre dos personas sentadas a una mesa. Pero en términos audiovisuales es más complicado, hay que mantener la atención del espectador durante casi una hora con dos personajes que no se levantan de esa mesa, salvo en un par de ocasiones. Gracias a la realización y al montaje, además del magnífico guión y las interpretaciones de ambos, esta conversación resulta de todo menos monótona. Se han puesto todos los recursos técnicos al servicio de la narrativa: movimientos de cámara, cambios en la angulación de los planos, juegos de foco, grúas, travellings… Pero quizás lo más llamativo en esa convergencia de elementos narrativos y técnicos sean los juegos de perspectiva que se realizan a lo largo de la conversación. Cuando la conversación es más superflua e intrascendente (cosa que ocurre en pocas ocasiones), los planos están tomados desde el otro lado de la ventana, fuera del restaurante, colocándonos como meros espectadores de un coloquio. Sin embargo, cuando la conversación vuelve a adentrarse en los problemas de Rue y en su debate existencial, la cámara vuelve a situarse en el interior del restaurante, colocándonos en un plano mucho más implicado y participativo. 

Las ensoñaciones del inicio, algunas frases clave de la conversación entre Ali y Rue, nos hacen dudar sobre la veracidad de la escena. Y al final del capítulo, con una frase lapidaria de la protagonista, terminamos de comprender que quizás Rue aún sigue en su habitación inconsciente y que, desde la coreografía con la que finalizaba la primera temporada hasta la salida de Ali y Rue del restaurante, todo forma parte de un diálogo semiinconsciente de la protagonista que no tiene intención de seguir luchando por despertar. Rue se encuentra en el lugar más oscuro de su mente en su última búsqueda desesperada de una razón para salir a flote.




JULES:
Fuck Anyone who´s not a sea blob…

Primer plano de Jules. Sin fantasía, sin artificio. No hay rastro de las nubes de colores y la purpurina alrededor de sus ojos. El primer plano del capítulo nos promete a una Jules que se enfrenta a nosotros sin escudos, sin trampa ni cartón. A continuación sigue un plano detalle del ojo de Jules que dura casi dos minutos, en los que se van alternando imágenes de la primera temporada como una proyección en su pupila a modo de resumen sobre los motivos que la llevaron a huir. En los dos primeros minutos de capítulo ya existe una carga dramática y una estética tan potente que nos instiga a escuchar atentamente la otra versión de la historia.


De nuevo nos encontramos ante una conversación, esta vez la de Jules con la psicóloga a la que visita por primera vez tras su huida en el tren. Y este no será el único paralelismo que se establece narrativamente con el capítulo de Rue.

En general, esta conversación también se establece a modo de reflexión de la protagonista sobre el porqué de su situación actual y de cómo ha vivido su relación con Rue en el terreno tanto del descubrimiento sexual como de lo que ha supuesto la adicción de Rue para las dos. 


Pero, tanto narrativa como audiovisualmente, esta conversación tiene también sus diferencias con la que Rue establecía con Ali en el restaurante. Ahora tenemos a una protagonista que no habla desde la rendición, sino más bien desde la serenidad de saber qué es lo que ha salido mal y cuál es la solución, aunque no sea fácil llevarla a cabo. En Jules hay tristeza y frustración, aunque también seguridad y resiliencia. 

En el terreno audiovisual, la realización y el montaje también difieren con la que se nos presentaba en el primer capítulo. Aunque el planteamiento y el escenario pueden ser similares, aquí nos encontramos algo más de dinamismo tanto en el montaje de los planos en la consulta de la psicóloga como en el montaje de las escenas evocadoras, imágenes de recuerdos, fantasías y deseos de Jules que nos sacan del juego del plano-contraplano. Este cambio en el montaje y la realización está directamente relacionado con la diferencia de carga dramática y narrativa entre los discursos de Rue y Jules. Dos respuestas distintas, y a la vez parecidas, de enfrentarse a un futuro incierto la una sin la otra.

También en este capítulo es digna de admirar la encomiable interpretación de Hunter Schafer. No es fácil estar a la altura de la pureza y la elocuencia emocional de Zendaya, pero Hunter ha resultado ser la pieza perfecta en ese tándem interpretativo que forman ambas.

Como he mencionado antes, existen varios paralelismos entre ambos capítulos que establecen cierta cercanía entre ambos discursos. Además de la reflexión y la conversación que ambas establecen con una figura que funciona como su guía,  nos encontramos con la ensoñación que ambas tienen sobre su anhelada vida juntas en Nueva York o el plano que vemos de Rue y Jules a través de la lluvia que finaliza ambos capítulos. En cuanto al primero, la idílica fantasía de Rue resulta ser la pesadilla que lleva atormentando a Jules los últimos meses. En este capítulo descubrimos el final de esa fantasía que Rue no nos revelaba en su capítulo. Aquí desvelamos el final inevitable de una relación para la que ninguna de las dos estaba preparada. Cuando Rue bajó a los infiernos no lo hizo sola. En cuanto al segundo, sitúa a ambas protagonistas en el mismo plano tanto temporal como emocional.

El capítulo de Rue dejó el listón muy alto, y era difícil que tanto narrativa como audiovisualmente el capítulo de Jules estuviera a la altura y no decepcionara. Pero está claro que ha superado las expectativas con creces. Ambos capítulos tienen una complejidad emocional y una carga dramática que atacan directamente a nuestros sentidos y a nuestras flaquezas sin que podamos soltarnos de las entrañas de las protagonistas




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