viernes, 30 de octubre de 2020

THE QUEEN´S GAMBIT

Ficha técnica

Título: The queen´s gambit
Guión: Scott Frank, Allan Scott
Dirección: Scott Frank
Año: 2020
País: Estados Unidos
Temporadas: 1
Reparto: Anya Taylor-Joy, Isla Johnson, Annabeth Kelly, Moses Ingram, Bill Camp, Harry Melling, Thomas Brody-Sangster, Jacob Fortune-Lloyd,  Chloe Pirrie, Janina Elkin, Marielle Heller,  Marcin Dorocinski, Patrick Kennedy, Matthew Dennis Lewis, Russell Dennis Lewis, Rebecca Root, Christiane Seidel, Millie Brady, Akemnji Ndifernyan, Eloise Webb, Alexander Albrecht, Tatsu Carvalho, Michel Diercks, Murat Dikenci, Rebecca Dyson-Smith, Reda Elazouar, Sam Gilroy, Hubertus Grimm, Charlie Hamblett, Madeline Holliday, John Hollingworth, Tim Kalkhof, Raphael Keric, David Masterson, Steffen Mennekes, Alberto Ruano, Kyndra Sanchez, Sarah Schubert, John Schwab, Ricky Watson, Martin Müller
Productora: Netflix
Fotografía: Steven Meizler
Música: Carlos Rafael Rivera
Género: Drama, thriller



 “…es huérfana. Una superviviente…perder no es una opción para ella…”


The queen´s gambit es la adaptación literaria para Netflix de la novela homónima escrita por Walter Tevis a finales del siglo XX. Años 50 en Estados Unidos, Beth Harmon (Anya-Taylor Joy, Isla Johnson, Annabeth Kelly) queda huérfana tras un accidente de coche en el que fallece su madre, y es enviada al orfanato Methuen Home. Allí, mientras aprende a enfrentarse sola a la vida, también aprende a jugar al ajedrez con Shaibel (Bill Camp), el bedel de la institución. Beth se convierte en una gran jugadora de ajedrez y convierte este juego en el motor de su vida.

En resumidas cuentas, The queen´s gambit es una historia que mezcla los conceptos de niña prodigio, infancia complicada y adicción. Tras quedar huérfana, Beth se convierte en una niña solitaria y selectiva en sus relaciones. Su único apoyo es Jolene (Moses Ingram), otra de las huérfanas de Methuen Home, y Shaibel, el bedel con quien comienza su andadura en el ajedrez y las competiciones. En una vida volátil, Beth encuentra en el ajedrez algo estable en lo que tener el control absoluto. El ajedrez no es como la vida, es algo predecible, estudiado, constante. Sin embargo, Beth convierte el ajedrez en su forma de vida y en lo único que la hace evadirse de sus circunstancias. Vuelca en el tablero todo lo que no es capaz de expresar por otras vías, y hace de algo totalmente racional como es el ajedrez un relato fuertemente emocional. La protagonista, poco sociable y parca en palabras, transmite todo lo que pasa por su cabeza a través de las jugadas.  El ajedrez, junto con los calmantes que le proporciona el orfanato, es su única vía de escape y se convierten en una obsesión que funciona como su único motor vital. Lo que sucede en el ajedrez es un dibujo de lo que ocurre en la vida de Beth. Así, la seguridad y los triunfos de las partidas de su infancia mutan en inestabilidad y falta de concentración a medida que Beth entra en la adolescencia y en la vida adulta y descubre el amor, la independencia, la amistad… y cada vez le es más difícil lidiar con su inestabilidad emocional y con su adicción. La serie tiene una estructura in media res que nos advierte de la decadencia que sufrirá la protagonista pasada su infancia. Su adicción comienza a jugarle malas pasadas y esto supone una mala combinación con su carácter competitivo y controlador.

The queen´s gambit plantea el misterioso mundo del ajedrez como nunca antes se había visto en un fabuloso ejercicio de guión. Los diálogos, las escenas, el ritmo de la historia y la alternancia de los tiempos de la misma para dar explicación a la trayectoria de la protagonista hacen que se construya una historia elocuente, emocionante, que nos deja atrapados en el tablero y que nos arrastra con la protagonista en su estado de enajenación a medida que pasan los capítulos. 

Uno de los puntos fuertes de la serie es la interpretación de Anya-Taylor Joy. Construye a su personaje y lo lleva por la historia de una manera muy fluida, con unas expresiones y una mirada que hacen que sus primeros planos sean narrativamente de los más potentes de la serie. Además, los movimientos de la protagonista en la trama son retratados con unos planos y unos movimientos de cámara muy descriptivos, cuya vehemencia se complementa con la escenografía y el montaje. 


“El tablero de ajedrez es el mundo, las piezas son los fenómenos del universo, las reglas del juego son lo que llamamos los fenómenos de la naturaleza, y el jugador en el otro lado está oculto para nosotros.”


Con respecto al montaje, cabe destacar la construcción de las escenas de las partidas de ajedrez. En estas escenas el montaje es perfecto, el ritmo de montaje en cada una de las partidas es diferente y crea un relato coherente con el estado anímico y vital de la protagonista en esa parte de la trama. En las partidas se hace fluctuar la tensión de manera magistral acompañando el montaje de un ambiente sonoro construido con los únicos sonidos del reloj de ajedrez, el movimiento de las piezas en el tablero y la respiración de los jugadores. Y en contraposición a la tensión e incertidumbre que, en ocasiones, provoca a Beth el tablero de juego, nos encontramos con el control y la seguridad que le confieren los calmantes y que Beth proyecta en el tablero de su mente. Así, vemos el juego con su adversario en el montaje pero nos ofrece un adelanto de sus jugadas convirtiendo al espectador casi en un tercer jugador a través de esos planos oníricos en los que proyecta su propia partida mental en el techo de la estancia en la que se encuentra. Este juego de mirada al techo y piezas deslizándose sobre él que nos atrapa durante toda la serie, culmina de manera sublime en el último capítulo donde, poco antes de convertirse en la campeona mundial de ajedrez, hace partícipe de esta fantasía a todos los que la están observando en escena, incluido su adversario. 


Tanto técnicamente como en términos de guión la serie es una gran obra audiovisual. Es imposible encontrar flecos sueltos en su construcción o elementos que no provoquen emoción en el espectador. Este es un relato que  deconstruye la racionalidad intrínseca en la temática y reordena las piezas para convertirlo en una historia donde la pasión y los sentimientos son la fuerza que mueve la trama. 

Un último aspecto a tener en cuenta es el prácticamente inadvertido discurso feminista de la serie. La serie habla de mujeres independientes a mediados del siglo XX, de una protagonista femenina que se encuentra en un mundo reservado para los hombres en una época en la que el machismo constituía el constructo social establecido. Sin embargo, este debate queda relegado a un segundo plano ya que a la protagonista se le confieren el carácter y las virtudes suficientes para hacer de esta producción algo novedoso, fresco, que huye de los estereotipos y la narrativa feminista que acostumbramos a ver en un alto porcentaje de la ficción.

The queen´s gambit es de esas series que no dejan indiferente, que quedan en el recuerdo y que ocupan los primeros lugares en las listas. Nunca antes el ajedrez había sido tan excitante.


lunes, 26 de octubre de 2020

VENENO

 Ficha técnica



Título: Veneno
Guión: Javier Ambrossi, Javier Calvo, Claudia Costafreda, Elena Martín, Javier Pascual, Ian de la Rosa, Félix Sabroso, Valeria Vargas, Diego Pinillos, Javier Galán
Dirección: Javier Ambrossi, Javier Calvo, Mikel Rueda, Álex Rodrigo
Año: 2020
País: España
Temporadas: 1
Reparto: King Jedet, Daniela Santiago, Isabel Torres, Lola Rodriguez, Lola Dueñas, Paca la Piraña, Elvira Mínguez, Goya Toledo, Omar Banana, Laura Corbacho, Ester Expósito, Sophia Lamar, Mercedes León, Lara Martorell, Mariona Terés, Marcos Sotkovszki, Carolina Sobe, Ana Milán, Ciro Petrone, Israel Elejalde, Maite Sandoval, Tamar Novas, Ángel Garó, Micky Molina, Jordi Vilches, Benja de la Rosa, Ángel Burgos, Rubén Torrejón, Josean Bengoetxea, Andreu Castro, Nacho Vigalondo, Mariana Cordero, María Teresa Campos, Pepe Navarro, Brays Efe, Topacio Fresh, Santiago Alverú, Ivan Labanda
Productora: Atresmedia Televisión, Suma Latina
Fotografía: Gris Jordana, Andreu Adam Rubiralta
Música: Julio de la Rosa
Género: Drama


Una serie corriente pero un gran homenaje

Veneno es una serie dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi, los javis, que toma como referencia el libro ¡Digo! Ni puta ni santa de Valeria Vegas para contar la historia de Cristina Ortiz, La Veneno, desde su infancia en Adra hasta su fallecimiento, representando los momentos más importantes y decisivos de su vida.

El último capítulo de Veneno se estrenaba el pasado 25 de octubre provocando un fenómeno mediático acorde al que generó el personaje protagonista hace décadas. En cuanto supimos el título de la nueva producción de los javis se crearon unas expectativas en el público que en muchos casos se han cumplido. Sin embargo, Veneno es una serie con luces y sombras. La Veneno fue un personaje que funcionó muy bien en los inicios de la televisión privada en España por su naturalidad y su falta de artificio. Además, el personaje representaba a un colectivo que, sobre todo en esa época, estaba muy castigado por la opinión pública. En este contexto La Veneno se fue abriendo un hueco en los medios y en el corazón del público, que poco a poco dejó ver a La Veneno y empezó a conocer y a emocionarse con Cristina Ortiz. Y todo esto está presente en la serie con un gran elenco que da vida a Cristina en cada una de las etapas de su vida, mostrando de manera sublime la carrera de obstáculos que tuvo que superar para llegar a ser quien quería, además de un buen trabajo de guión en las escenas que retratan los momentos clave de la vida de Cristina y los hechos que marcaron su trayectoria.

Además, con el personaje de Cristina Ortiz se ha hecho un espectacular trabajo de vestuario y maquillaje que pone la guinda del pastel y que hace que en muchas ocasiones parezca que estamos ante La Veneno y no ante su representación. 

Esta es la luz de la serie, el personaje de La Veneno, el real y el recreado en la ficción. Desafortunadamente, no encontramos muchas más luces en la producción. Aunque el personaje protagonista es lo  suficientemente potente como para llevar al éxito esta producción, echamos en falta el mismo nivel de calidad en otros aspectos. 

En contraposición al gran trabajo de interpretación de la parte del elenco que da vida a Cristina Ortiz tenemos a Lola Rodríguez, cuya interpretación de Valeria Vegas deja mucho que desear. Y este juego de altibajos a nivel de calidad está presente en más partes de esta ficción, como la realización. Hay momentos en los que la realización, los planos, los movimientos de cámara… dan una perspectiva muy creativa a lo que se está contando en el guión. Sin embargo, estos momentos, aunque muy buenos, son escasos, y la narrativa y estética de la realización en general es bastante sencilla y en ocasiones incluso algo pobre narrativamente. También en el montaje encontramos una enorme simplicidad con algunos momentos de inspiración creativa que se echan en falta de manera constante en la serie. Y este montaje va acompañado de una banda sonora que en ocasiones es bastante acertada, y en otras ocasiones, como ocurre en el capítulo final, su uso es poco ingenioso.

En general, en términos técnicos, la serie se mueve constantemente entre la originalidad creativa, narrativa y estética de algunas escenas puntuales y una realización banal como tónica general en el resto de las secuencias, sin un término medio ni una constancia visual y narrativa. 

Pero al margen de los elementos audiovisuales la serie tiene un gran potencial como altavoz de los temas sociales que se tratan a través de la historia de La Veneno como la prostitución, la homosexualidad, la identidad sexual y de género…temas que han sido tabú y que no han tenido hueco en la sociedad en las décadas anteriores, y que en esta serie encuentran su lugar. Esto, junto al espectacular relato que se hace de la vida de La Veneno, representa el éxito de la serie.

Para aquellos que son fans de los javis aquí encuentran una serie que tiene su sello. Para los demás, puede que los javis aún no hayan producido algo con el nivel y la originalidad de Paquita Salas.

En definitiva, Veneno es una serie corriente pero un gran homenaje.


domingo, 18 de octubre de 2020

ALGUIEN TIENE QUE MORIR

Ficha técnica

Título: Alguien tiene que morir
Guión: Manolo Caro, Fernando Pérez, Monika Revilla
Dirección: Manolo Caro
Año: 2020
País: Coproducción México-España
Temporadas: 1
Reparto: Cecilia Suárez, Ernesto Alterio, Carmen Maura, Ester Expósito, Alejandro Speitzer, Carlos Cuevas, Isaac Hernández, Pilar Castro, Mariola Fuentes, Eduardo Casanova, Manuel Morón, Juan Carlos Vellido, Javier Pereira, Iván Sánchez, Eloi Costa, Bruno Sevilla, Asier Flores, Lupe Cartie Roda, Marcos Mateo Ochoa, Christian Caner
Productora: Noc Noc Cinema, Netflix 
Fotografía: Ángel Amorós
Música: Lucas Vidal
Género: Drama, culebrón



“…Listo…Pull…”

Alguien tiene que morir es la nueva producción de Manolo Caro para Netflix tras el éxito de La casa de las flores.

Mina (Cecilia Suárez) y Gregorio Falcón (Ernesto Alterio) son una matrimonio de clase alta en la España de los años 50. Ella es inmigrante mexicana y ambos tienen un hijo, Gabino (Alejandro Speitzer), que se ha criado en México los últimos diez años con la familia materna. Ahora su padre espera la llegada de Gabino a España con el propósito de que se quede en Madrid y se case, pero Gabino llega con un amigo y unos planes muy diferentes.

Esta serie tiene dos características claves a nivel narrativo. En primer lugar, la serie nos muestra una maqueta a escala de la sociedad española de la posguerra, representada en cada uno de los miembros de las familias protagonistas. Esta sociedad se presenta como un duelo a muerte entre opresores y oprimidos, un duelo con trampas y falta de igualdad de condiciones.

Alguien tiene que morir es el perfecto ejemplo de como usar la caricatura, entendida como una mera exageración y no como una representación cómica, a veces es el mejor camino para plantear de manera rápida y efectiva unos personajes con una trayectoria bastante compleja. A través de estos personajes y la exaltación extrema de los rasgos más característicos de cada uno de ellos se plantea una exhibición donde vemos, por una parte, la situación social de la clase más privilegiada temerosa de la idea de progreso en un país caracterizado por la represión y, por otra parte, el lugar que ocupan en esa sociedad las personas cuya ideología no encaja en la amoralidad social establecida y que luchan por seguir volando a pesar de tener las alas cortadas.  Una dura batalla representada de manera sublime a través de la metáfora creada con el tiro al pichón que practican los protagonistas. Esta práctica sirve a nivel narrativo para expresar a la perfección en qué punto de la lucha se encuentran los protagonistas en cada momento de la trama, cuál es su lugar en esa sociedad y, además, a nivel visual nos ofrece más de un momento de gran significado en la serie. 


Y sustentado en este contexto, Manolo Caro nos ofrece un análisis sobre la homosexualidad y la homofobia dentro de una sociedad conservadora y arraigada en la falsa moralidad del período de posguerra. En La casa de las flores ya ofreció una subtrama basada en la temática homosexual con los personajes de Julián de la Mora y Diego Olvera. Esta subtrama supuso un elemento novedoso no solo en términos de guión y diseño de personajes, sino por la inclusión de esta temática en un género que tradicionalmente no incluía personajes LGTBI. Pero en Alguien tiene que morir va más allá convirtiendo el tema de la homosexualidad y la homofobia en la trama principal y en el elemento que define la trayectoria de sus personajes.

En segundo lugar, Alguien tiene que morir tiene tintes de culebrón. Aunque de manera diferente a cómo ocurría en La casa de las flores, aquí también vemos una reformulación de los elementos clave del culebrón dando lugar a una versión del género con una mayor calidad narrativa y estética, así como del trabajo de interpretación de los actores, aunque conservando la esencia narrativa del clásico. Pero en este guión de culebrón cada uno de los personajes, cada una de las tramas y cada uno de los puntos de giro ponen de manifiesto un trasfondo mucho más complejo que un simple enredo en las tramas o la eclosión súbita de las relaciones amorosas de los personajes en una especie de orgía segmentada. En Alguien tiene que morir el enredo en las tramas sirve para agudizar la crítica a la sociedad representada en esta sátira, y las relaciones amorosas, tal y como podemos observar en el final de la serie, se usan para la supervivencia de los personajes, de manera diferente en cada caso. Quizás la relación más compleja e impactante por la determinación que toma Mina al final de la serie sea la que esta mantiene con Lázaro, y la cual usa y sacrifica en un último intento desesperado de salvar a su hijo. 

En cuanto al resto de elementos técnicos no hay mucho que decir. Una realización discreta con algunos planos muy acertados en concordancia con el guión, un montaje sencillo, una escenografía bastante acertada… En general poca complejidad, pero elementos que en su sencillez funcionan muy bien como conjunto. Quizás los planos de surrealismo narrativo y visual que aparecen en los puntos álgidos de las subtramas sean los que ponen la nota discordante en el discurso, aunque se usan de manera oportuna. En relación con este fenómeno narrativo que plantea la serie cabe destacar el exceso de dramatización presente en los puntos de giro del guión, que en ocasiones roza el límite con la comedia y que está directamente relacionado con el vínculo establecido entre la serie y el género del culebrón que mencionaba anteriormente. Esto, que está presente en el guión, se enfatiza en la realización a través de esos planos de surrealismo narrativo y de algunos de los planos cortos frontales de los protagonistas en los momentos más relevantes de la trama acompañados por una banda sonora muy expresiva y una interpretación bastante elocuente por parte  del elenco. 




“…¿Sabes qué es lo peor de mentir todos los días?...que llega un momento en el que te vuelves loco, y no sabes si lo que deseas es la verdad o es la locura…”


Alguien tiene que morir relata una parte de la historia muy compleja que queda resuelta eficazmente en solo tres capítulos. Con pocas pinceladas a los matices de la vida en sociedad de la época consigue retratar, desde una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados a ver en el terreno de la ficción de drama histórico, la dureza de temas como la represión, la persecución de determinados colectivos en la posguerra, y el calado de la dictadura en las mentes de los individuos de todos los estratos sociales. Aunque algunas de las tramas por separado concluyen de manera algo descafeinada, el final de la serie en general es digno. Una miniserie muy recomendable en la que, además, los fans de La casa de las flores podemos volver a disfrutar de una majestuosa Cecilia Suárez en un registro completamente diferente que logra ejecutar a la perfección.

 

ALGUIEN TIENE QUE MORIR


 

martes, 13 de octubre de 2020

THE HAUNTING OF BLY MANOR

Ficha técnica

Título: The haunting of Bly manor
Guión: Mike Flanagan (creador), James Flanagan, Henry James, Diane Ademu-John, Michael Clarkson, Paul Clarkson, Leah Fong, Rebecca Klingel, Angela LaManna, Laurie Penny
Dirección: Mike Flanagan, Ciarán Foy, Axelle Carolyn, Liam Gavin, Ben Howling, Yolanda Ramke, E. L. Katz
Año: 2020
País: Estados Unidos
Temporadas: 2
Reparto: Victoria Pedretti, Amelie Bea Smith, Benjamin Evan Ainsworth, Rahul Kohli, T'Nia Miller, Henry Thomas, Catherine Parker, Oliver Jackson-Cohen, Andrew Neil McKenzie, Tahirah Sharif, Kate Siegel, Alex Essoe, Amelia Eve, Calix Fraser, Matthew Holness, Martin McCreadie, Roz Murray, Christie Burke, Jim Piddock, Daniela Dib, Jill Morrison, Roby Attal, Greg Sestero, Duncan Fraser, Tim Beckmann, Lynda Boyd, Ken Kramer, Thomas Nicholson
Productora: Amblin Television, Intrepid Pictures, Paramount Television Studios, Netflix
Fotografía: James Kniest, Maxime Alexandre
Música: The Newton Brothers
Género: Terror




“…no es una historia de fantasmas. Para nada. Es una historia de amor…”


The haunting of Bly manor es la segunda temporada de la serie The haunting, cuya primera entrega fue The haunting of Hill house. The haunting of Bly manor se basa en la novela de Henry James The turn of the screw y comienza con la llegada de Danni (Victoria Pedretti) a la mansión de Bly como au pair de Flora (Amelie Bea Smith) y Miles (Benjamin Evan Ainsworth). Danni ha llegado a Inglaterra huyendo de sus propios fantasmas, pero en Bly se dará cuenta de que a veces la huida no es la solución.

The haunting of Hill house supuso una vuelta de tuerca a los clichés del género cuya explotación había dado lugar a un deterioro y una infravaloración del propio género en el terreno cinematográfico en los últimos años. En esta primera entrega de la serie la complejidad de la trama trabajada de manera sublime junto con el gran trabajo de realización y de interpretación de los actores dejaron el listón muy alto y unas expectativas dudosamente superables para la segunda parte de The haunting. Así, las comparaciones son odiosas, nos encontramos ante una nueva historia que da un paso atrás en lo conseguido con la primera temporada.

En The haunting of Bly manor nos encontramos con una trama menos compleja y, a pesar de su simplicidad con respecto a Hill house, con algo menos de fluidez a la hora de ensamblar todas las subtramas en el guión. Algunas de estas subtramas aparecen de forma muy abrupta en la trama principal, dando la sensación de no estar cien por cien integradas en la trayectoria de los personajes. Esto se acentúa con el cambio de ritmo que sufre la serie en los últimos capítulos y que no va en concordancia ni con la temática y estilo de la serie ni con el desarrollo de los primeros capítulos. La serie comienza con un desarrollo más bien lento aunque consigue enganchar a la trama y no resulta aburrido o tedioso. Sin embargo, en los últimos capítulos este ritmo sufre una aceleración que, al no encontrar una justificación narrativa bien hilada en el guión, puede dar la sensación de que la construcción del final de la temporada se ha realizado de manera apresurada y poco meticulosa con los detalles.

Sin embargo, aunque esta segunda entrega no haya superado a la primera, algo que era de esperar, guarda algunos de los puntos fuertes de su antecesora y esto hace que mantenga el mínimo de calidad que recibió el espectador de Hill house. The haunting ha conseguido crear una seña de identidad en su manera de narrar las historias de fantasmas y casas encantadas. Estas historias típicas en las obras del género de terror en las manos de Mike Flanagan se vuelven únicas gracias al trabajo de los actores y a la particular forma de Flanagan de jugar con la linealidad temporal de la historia. En Bly manor volvemos a tener bucles temporales de los que se adueña la casa y en los que los personajes quedan atrapados, además de una historia cuya trama principal es narrada prácticamente en orden inverso, dando a conocer el origen de la maldición y de todo lo que sufren sus protagonistas en el último capítulo. Otro de los elementos técnicos clave para contribuir a la buena narración de la historia y la creación de la atmósfera de misterio en la que se sustenta es el sonido. Todos los capítulos cuentan con un diseño de sonido perfectamente elaborado y con un uso de los elementos sonoros que refuerzan la parte visual y hace que quedemos atrapados en la historia.

Contamos con algunos de los actores de la primera entrega interpretando otros papeles que no guardan relación alguna con los personajes de Hill house, al más puro estilo American horror story. Así, en esta nueva temporada volvemos a contar con la magistral interpretación de Victoria Pedretti, Henry Thomas y Oliver Jackson-Cohen.

En The haunting el peso de la trama reside en la psicología de los personajes. Aunque es una serie de misterio y terror, estos dos elementos encuentran su razón de ser en el análisis de la complejidad del alma humana. Esto se hace aún más patente en Bly manor, donde encontramos quizás menos momentos de sobresalto o representación de lo paranormal en favor de unos personajes cuyos fantasmas son sus propias experiencias del pasado. Aquí los personajes quedan atrapados en sus propios traumas y son erróneamente liberados en sus propios recuerdos en un macabro juego cuyo tablero es el laberinto formado por la mente de los protagonistas de la historia.

En resumen, de nuevo nos encontramos ante una casa que se adueña de los momentos vitales de sus protagonistas para mantenerlos atrapados entre sus paredes por toda la eternidad. Pero esta vez, tal como nos confiesa la propia Flora al final de la serie, la maldición no se sustenta solo en una historia de fantasmas, sino en una historia de amor. Ante esta historia de amor el espectador saldrá decepcionado si parte de la base de la comparación con la maldición de Hill house. Pero si es capaz de dejar a esta atrás, se encontrará de nuevo con una gran historia de fantasmas que lo conducirá de la mano de unos espléndidos personajes y un elaborado guión hasta una representación de los complejos mecanismos de la mente y las relaciones humanas. 


lunes, 5 de octubre de 2020

RATCHED

Ficha técnica


Título: Ratched
Guión: Ryan Murphy, Evan Romansky
Dirección: Ryan Murphy, Evan Romansky, Michael Uppendahl, Nelson Cragg, Jennifer Lynch, Daniel Minahan, Jessica Yu
Año: 2020
País: España
Temporadas: 1
Reparto: Sarah Paulson, Judy Davis, Harriet Sansom Harris, Cynthia Nixon, Hunter Parrish, Amanda Plummer, Corey Stoll, Sharon Stone, Jon Jon Briones, Finn Wittrock, Charlie Carver
Productora: Fox 21 Television Studios, Lighthouse Management & Media, Ryan Murphy Productions, Furthur Films, Netflix
Fotografía: Nelson Cragg, Blake Macclure, Andrew Mitchell, Simon Dennis,
Música: Mac Quayle
Género: Terror


Después de un año aproximadamente de la última emisión de American horror story, y tras unas últimas temporadas algo desafortunadas de la serie, Ryan Murphy vuelve a su ya conocida y particular visión del género de terror con Ratched. Murphy ya nos tenía acostumbrados a la transversalidad y el cruce de sus historias a través de sus personajes y sus escenarios, y en esta nueva producción nos sorprende con una historia basada en un personaje cinematográficamente conocido por ser uno de los principales de la novela de Ken Kessey Quién voló sobre el nido del cuco, adaptada posteriormente al cine por Milos Forman bajo el nombre Alguien voló sobre el nido del cuco. Además, tanto por la temática como por el escenario en el que esta se desarrolla y los personajes, Ratched establece cierto paralelismo con la temporada dos de American horror story, Asylum, una de las más valoradas por el público.

Ratched cuenta la llegada de la enfermera Mildred Ratched (Sarah Paulson) a la institución psiquiátrica Lucia, una institución con unos métodos terapéuticos que sobrepasan lo moralmente aceptable. Además, la llegada de Mildred a Lucia coincide con el ingreso de un peligroso asesino.  

Esta serie nos vuelve a mostrar lo mejor de las producciones de Ryan Murphy. En primer lugar, un terror psicológico basado en la psicología y la trayectoria vital de los personajes. En este caso, el personaje de Mildred Ratched es quien conduce la trama y quien sumerge al espectador en un universo siniestro marcado por los traumas y carencias afectivas del personaje, que la convierten en un personaje oscuro, cruel y sádico. En segundo lugar, una fotografía y una estética visual meticulosamente trabajadas para crear un contraste a través de la luz y la gama cromática que, además de como propuesta estética, sirve como recurso narrativo para enfatizar los momentos más sórdidos de la trama. Y por último, un trabajo de montaje y una banda sonora perfectamente emplazada. Estos elementos son ya la seña de identidad de las producciones de Ryan Murphy y componen un maravilloso puzzle donde no hay cabida para los errores. 

Sin embargo, y a pesar de la gran premisa narrativa con la que comienza la serie, a medida que se suceden los capítulos y sobre todo en la segunda mitad, la trama decae y la historia se desvirtúa dando un final muy alejado de lo que se esperaba narrativamente. En estos últimos capítulos los personajes se desmadran, sus arcos vitales en el guión se desdibujan y las subtramas se abren con la misma premura que se cierran, sin dar demasiado lugar a la emoción y la minuciosidad que se prometían al inicio. 

Teniendo todos los aspectos en cuenta, es fácil afirmar que Ratched es una serie que viene a mejorar las últimas temporadas de American horror story, donde se hacia patente una notable falta de calidad a nivel narrativo. Pero es indiscutible que Murphy aún debe a sus espectadores una historia sin fisuras como las que nos enamoraron en Murder house, Asylum, Coven o Freak Show